El último sorbo

-"Te internaremos"-
Y el penúltimo sorbo de cazuela fué el último.

Me paré de la mesa en silencio, fuí a mi habitación que está al fondo,
tomé a duras penas mi abrigo largo y mi billetera lijera y desnutrida.
Caminé por Avenida Recoleta, el Cerro Blanco sigue igual hace años,
la calle está infectada de olor a flores podridas. Llegué al Quita Penas.
Haciendole honor a su nombre dentro del bar me reencontré con un viejo amigo,
venía de visitar a su difunta esposa, el anochecer nos vió conversando por horas.

Estabamos ebrios. La adrenalina de la situación nos llevó a ser valientes,
hicimos una apuesta. Nos paramos del bar y abrazados para poder caminar
llegamos a la puerta del Cementerio General.

Entramos sin problemas.

Él me espero mientras yo pagaba mi apuesta, tomé un chuzo que nos habíamos
encontrado, y sin miedo caminé por el oscuro cementerio.

Llegué al centro del Cementerio, tomé el chuzo y con la fuerza que pude
lo clavé en el pasto, cumplida mi apuesta me puse en marcha para volver,
De pronto siento un tirón en mi abrigo, trato de caminar pero siento nuevamente
que alguien me tironea, nunca pude volver.

Al día siguiente me encontraron muerto, mi cuerpo inmovil
yacía en el pasto en donde el chuzo había clavado parte de mi abrigo.
Razón de mi muerte: un ataque al corazón, el susto fué tremendo.