Cambio de blog.

Viajé sin maletas.



Se sacó su medalla del cuello, se la colocó en la palma de su delgada mano izquierda,
Nos tomamos de las manos como una ronda y cerramos los ojos.

Volamos, miramos el paisaje verde y los ríos de cristales,
más allá un cerro, tamaño mediano, más allá un monte imponente
como la cordillera de los Andes, hermoso como cuando la observas
en la mañana y la lluvia termina, cubriendola de nieve.

Llegamos a lo más alto de ésta, dentro una plataforma blanca que gira
en el sentido del reloj, aterrizamos y comenzé a marearme.

Esperabamos a alguien que no llegó, no me esperó y la bulla
que gritaba mi refrigerador nos desconcentró. Volvimos.

Descanzamos, ella se quitó la medalla, viajaríamos sin ella esta vez.
Cerramos los ojos y repetimos la travesía.
Miraba el paisaje, estaba parecido a la vez anterior, mil imagenes
veía por segundo, llegamos al monte, aterrizamos en la plataforma.

¡Recibanme! grité, ¡sí creo! ¡creo como nunca en Dios!
una luz potente me cegó la vista, mi corazón latía
como nunca antes, sentí un cariño que me recorrió el cuerpo.
la adrenalina era insuperable, y cuando me empezé a acostumbrar
y a disfrutar ese momento, nos teníamos que ir.
¡Gracias! ¡gracias por recibirme! gritaba mientras me devolvía
cuando abrí los ojos tenía calor y me sentí vivo, como nunca.

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Kony. dijo...

Felicitaciones a tu espíritu renovado. Hazlo durar.

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